Por una cosa u otra, nos encontramos en el momento en el que todos y todas las personas nos dicen, hay que cuidarse, cuidado con tu alimentación. Y en realidad están en lo cierto, porque realmente somos lo que comemos. Y es curioso, pero hemos pasado de la “era gran consumista” en la que a veces a penas se comían nutrientes, sólo una gran mayoría de alimentos procesados, ricos en grasas, azúcares y conservantes innecesarios para nuestro organismo, y como no, con una cantidad de envoltorios de plástico, a la era verde, ecológica, bio, sana, etc.
Pues bien, en este post queremos enseñaros a que verdaderamente, viendo el etiquetado de los productos sepáis que es lo que estáis comiendo, sin que el marketing o la publicidad os puedan engañar.
De forma fácil, vamos a localizar tres cosas a tener en cuenta, fuera de los grandes eslogan publicitarios que muchos de ellos llevan a error. El primero, muy importante, los ingredientes, segundo el origen y para terminar la fechas de caducidad. Observándonos en estos tres puntos en el etiquetado de los productos obtendremos la verdadera información valiosa.
Lo primero, nos detenemos en los ingredientes, localizamos la lista de ingredientes de los productos. Una cosa muy importante que las personas consumidoras a veces no sabemos, es que la lista de los ingredientes se muestran en orden de cantidad, es decir, el primer ingrediente que aparezca será el que mayor proporción aporte al producto. Pongamos un ejemplo; a veces compramos una tableta de chocolate que pone: “ chocolate negro” y luego nos vamos a los ingredientes y… tachin, nos llevamos la sorpresa de que lo primero que pone es azúcar, seguido de cacao, manteca de cacao, emulgente (lecitina de soja) y aroma. Cacao 44%. Como se puede ver en el ejemplo detallado, muy fácil de comprobar por vosotros, lo que estábamos comprando como chocolate negro, resulta que sólo lleva un 44% y encima que el principal ingrediente mayoritario es azúcar. Mucha gente busca comprar el chocolate negro porque es más sano, por ello, hay que ir en busca de los ingredientes y no quedarse con la imagen o marketing empleado.
Otras veces nos encontramos con productos que son inventados como las bolsas que entendemos como queso preparado para pizzas o par ser gratinado, y señores y señoras ¿Sabemos que es eso? Os animo que leáis los ingredientes en los que por norma general os encontrareis con algo como: “Preparado lácteo rallado en hilos mezcla para gratinar y fundir: agua, manteca de coco, leche pasteurizada, almidón modificado de patata, sal, proteína de leche, fermentos lácticos,etc. Como veréis esto es un productos de los que llamamos “Inventado” parece algo que no lo es. Se recomienda huir de los productos que contengan muchos ingredientes.
Y como colofón, el que utiliza la industria en su marketing sin “azúcar añadido”. Como ejemplo vamos a coger un cartón de zumo de naranja, de los que pone: “zumo 100% natural, 100% exprimido rico en vitamina C de pura naranja y encima te dice sin azúcares añadidos”. Leído esto dices… con la pereza que me da hacer zumo de naranja… me lo llevo!! Pues bien, ahora es recomiendo que antes de echarlo a la cesta, leáis su contenido, sus ingredientes que van a distar de su presentación. Generalmente os encontrareis en la lista de sus ingredientes: agua, concentrado de naranja, azúcar, ácido cítrico y vitamina C.
El otro aspecto importante es el origen de procedencia, sobre todo cuando se refiere a pescado congelado. A veces hay grandes diferencias de precio en productos casi idénticos y de buen aspecto en general, y lógicamente ¿para que vamos a pagar más por lo mismo? Pero en estos casos es cuando se recomienda que se mire el lugar de procedencia. A veces, si por ejemplo hablamos de pescados congelados, los más baratos seguro que van a tener una procedencia del Océano Pacífico. Es bien sabido, que hay algunos lugares más contaminados que otros, y mucho mejor comer productos que procedan de sitios y lugares donde la contaminación sea lo menos posible.
Y ya para terminar con la investigación de detective, nos fijaremos en la “fecha de vida del producto”. Aunque hubo cambio en las normativas para intentar alargar la vida de algunos productos por no encerrar ningún peligro, y se distinguió entre “fecha de caducidad” vida útil de un alimento que generalmente son perecederos y pueden ser peligrosos comerlos después de esa fecha) y “fecha de consumo preferente” . Por el contrario, el consumo preferente, indica el tiempo en el que el producto conserva bien sus propiedades organolépticas (olor, sabor, textura, etc.) sin que una ingesta posterior al momento señalado entrañe riesgos.
Terminada nuestra tarea de detectives, podemos hacer una elección sabia de lo que realmente queremos comer. Que el marketing y la publicidad no te engañen!!